El género de novelas románticas ha sido considerado “menor” y, por lo tanto, sin la necesidad de una edición cuidada; sin embargo, a la hora de profundizar en la tarea editorial, nos encontramos con que es preciso contar con un editor altamente competente para que pueda manejar tanto los registros literarios como los técnicos. Este artículo se basa en mi experiencia como editora general de la colección “La Educación Sentimental”, dedicada a la novela romántica, de la editorial Vestales.
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